Abusar,… es mal Usar 

 “Sospechosismo” 119-C 

Por Octavio RODRÍGUEZ FIGUEROA 

CHOLULA.- Es plausible obligar a las compañías distribuidoras de comida chatarra, refresqueras, productos azucarados y otros, de poner etiquetas claras para que el consumidor sepa lo que está adquiriendo. Creo que además, se incluirá lo que es una ración. Esto ya lo traen muchos productos, solo que no estamos acostumbrados a leer las instrucciones. Aquí, se toman de los estantes a diestra y siniestra hasta llenar el carrito y lo demás a nadie le interesa.

Es un vicio de la “Américan life”, con la diferencia que los gringos SÏ revisan y leen lo que están comprando, checan los precios y determinan con conocimiento de causa, lo que deben comprar, llevando el control del gasto en sus celulares. Son metódicos, pues. Pero a nosotros nos vale. Seguido se oye el “Échale vieja” en los sábados o fin de quincena, “Más vale que sobre y no que falte”.

Así somos y lo seguiremos siendo por mucho tiempo. Lo grave del asunto es que a la familia se le acercan sin ton ni son alimentos que desde pequeños empiezan a consumir sin ningún control y se les perjudica. Antes se creía que el niño gordito, era un niño sano, pero era un mito que afortunadamente se empieza a diluir.

Más Mató la Gula, que la Espada 

Pero no solo se debe poner atención a eso, también en los anuncios de la TV, donde anuncian productos maravillosos y milagrosos para esto y para lo otro. Debería de haber un tipo de “ETIQUETAS CIBERNÉTICAS”, que dijeran hasta qué punto es cierto lo que anuncian o si es engaño y fraude. Porque por experiencia propia muchos productos anunciados de los cuales he pedido algunos por los teléfonos que proporcionan y la verdad, me han timado varias veces. Pero yo soy solo una persona, imaginen de cuanto es el fraude en conjunto. Que regresan el dinero, eso es falso. Aquí la PROFECO, tiene chamba y mucha. No les crean es fraude.