El hombre Bicentenario

* Es la ciencia la que hoy avanza a una velocidad vertiginosa.

Por: Dr. Omar Josué ROJAS VÁZQUEZ

CHOLULA.- Corría el año de 1999 cuando veíamos en la pantalla grande la historia de un androide, interpretado por Robin Williams, que tras una trama que exploraba los horizontes de la humanidad, así como los prejuicios de la misma, lograba su cometido y era finalmente declarado como el único humano de dos siglos del que hubiese certeza.

La historia de Isaac Asimov se creía inverosímil, una ficción que probablemente nunca se lograría, una máquina nunca podría ser un humano, así como un hombre jamás podría volverse una máquina, sin embargo, el destino nos ha alcanzado y en este preciso año, sorteando una pandemia, se presenta oficialmente Neuralink, una simbiosis entre la inteligencia humana y la inteligencia artificial.

Es la ciencia la que hoy avanza a una velocidad vertiginosa, nadie podía imaginar hace 100 años que una vacuna estuviera lista en 1 año, o que un virus completamente nuevo fuese desnudado en semanas, esto obedece a los rigurosos procesos que han evolucionado a lo largo de los siglos y que desembocan en protocolos estudiados, comprobados y establecidos.

En esta época cualquiera puede pensar que ya no queda nada por descubrir, sin embargo, la pandemia que hoy ha cobrado más de 1 millón de víctimas, nos deja infinidad de conocimiento, así como grandes descubrimientos, que, en el futuro cercano, al compás de la historia se replicarán cuando menos lo esperemos.

Nadie podía pensar que en menos de un año la normalidad a la que estábamos acostumbrados sería reformada desde sus cimientos, que abrazar, saludar y besar sería letal, como he mencionado en textos anteriores, la historia es un espiral que rima algunas veces en las peores estrofas, y la ignorancia respecto al SARS-CoV2 ha generado infinidad de prejuicios y errores, sin embargo, dicha ignorancia ha alimentado a la ciencia y ha generado las armas para vencer a dicho virus.

Una de las grandes enseñanzas de este 2020, es que la ciencia es lo único que nos va a dar resultados tangibles en el momento de enfrentar a un enemigo casi invisible, no se demerita de ningún modo el apego a la fe, pues, aunque no sea el mismo idioma, ambas buscan lo mismo, el bienestar del hombre.