El paradigma necesario

 

Por Andrés Felipe Reyes 

CHOLULA.- ¿En que se basaría una nueva forma de hacer política? Esta es la principal pregunta que todo gobernante debe hacerse al recibir la nueva responsabilidad de un municipio, estado o país. Si se sigue la retórica cíclica y repetitiva que su partido impone como ideología en el comportamiento del personaje, este no saldrá del dualismo pragmático que invade todo su ser y contamina el poco entendimiento de la práctica de la verdad y la justicia.

Pareciera que una hipnosis invade la psique colectiva de todos los integrantes de un gobierno entrante, a tal grado que ninguno se da cuenta de la enorme responsabilidad que recibe al tomar el mandato de cualquiera que sea su dirigencia, sea en el municipio, estado o país. La raíz principal que puede ser causante de este dilema psicológico, puede ser el enorme o variado salario o sueldo que reciba la persona y que este proceso sea lo único que invada su ser y distorsione su visión de la realidad. En pocas palabras ¿puede ser el dinero (que tanto entra al municipio como recaudación de impuestos, pago de servicios y contratos) el principal factor de hipnosis que produce la decadencia de la rectitud de la persona?

Sabemos que el dinero puede ser causante del salvar una vida como de quitarla, siguiendo esta lógica de praxis en el ambiente político, surgen preguntas: ¿Un municipio puede corromperse solo por la mala utilización del recurso público? ¿Cómo hacer una política en donde se tenga que mutar una nueva forma de actuar sin que el dinero sea la raíz de una acción? Acaso ¿me adentro en una utopía en donde la fantasía reina sobre la realidad?  O es una última forma en la que nuestro cerebro pueda y quiera con toda la bondad posible, solucionar el problema de la corrupción que no nace en las manos que roban o matan, en la voz que dicta una orden maligna o dictatorial, lo corrupto solo nace en el cerebro mismo que utiliza la memoria que a su vez, está condicionada por una ideología, sea de derecha o izquierda, que como sabemos, actualmente eso ya importa muy poco, pues lo más salvaje de ambas ideologías sale cada vez más a luz, y hasta la mezcla de ambas se produce en la política actual mexicana. Vivimos en tiempos donde lo impensable en el ambiente político se ve todos los días, en una distopía digna de un buen libro de ciencia ficción.