Innovando en la adversidad: El legado de la pandemia

CHOLULA.- Cuando pensamos en la peste negra, escenas apocalípticas vienen a nuestra mente, cuerpos apilados en las calles, médicos enmascarados, muerte, devastación y pobreza son palabras relativas a la peste bubónica, sin embargo, las crisis sanitarias han traído grandes avances científicos, culturales y tecnológicos, así como han instalado hábitos y prácticas que han caído en el olvido.

Si bien las pandemias tienen el potencial para quebrar imperios y colapsar economías, en este milenio no hemos probado el potencial total de una crisis de magnitudes épicas, el SARS-CoV2 no es la primera pandemia del Siglo XXI, y no será la última, de hecho, es la segunda en los 20 años que llevamos en este milenio, lo que bien sería una silente advertencia a la frecuencia con la que podríamos ver eventos de este tipo durante este siglo.

En 2009 la pandemia de HN1 dejó 284 mil muertes, la respuesta a dicha crisis, bastante distinta a la actual, parece que ha sido olvidada, el mundo se había preparado para una crisis de proporciones no imaginadas, que al final, no llegó, teniendo efectos negativos en el largo plazo, pues al no colapsar las economías, el mundo pensó que en este siglo las pandemias no tendrían los efectos devastadores que en el pasado se produjeron.

El proyecto Predict, de los Estados Unidos, perdió fondos, este era un programa de alerta temprana, en el que docenas de científicos podrían identificar pandemias alrededor del mundo, incluida China.

¿Y la medicina?

Durante la pandemia de peste bubónica, el caos era tal que ni los médicos ni los remedios conocidos eran efectivos, el desconocimiento total de la enfermedad y la ciencia sin norte tornaron un panorama lúgubre donde no parecía haber cura y donde nadie sabía qué hacer.

El fracaso de la medicina medieval derivó en la necesidad de capacitación y regulación más estricta, de una medicina filosófica, se migró a un modelo práctico, dejando atrás las ideas sin sustento científico, y encaminando a la medicina basada en evidencias.

Después del segundo brote en 1347, las disecciones se hicieron frecuentes en las escuelas de medicina, así como también se llevó a cabo la divulgación científica a través de los tratados, donde se compartía la experiencia en los tratamientos, hoy en día, lo vemos casi en tiempo real con los artículos en línea.

Los brotes de peste, fiebre amarilla, cólera y viruela, condujeron a la limpieza de grandes ciudades, a la eliminación regular de basura, al saneamiento del agua y al alcantarillado de las aguas residuales, lo que se tradujo en mejores condiciones de vida y de salud.

La espiral histórica nos remonta a la epidemia de fiebre amarilla de 1793, donde el saludo de mano dejo de utilizarse, llegando incluso a ser ofensivo, hoy en día, el saludo con el codo se ha impuesto como medida para evitar el contacto directo, otra de las enseñanzas que nos ha dejado el SARS-CoV2 es el lavado de manos, tan rechazado por muchos, sin embargo, tan necesario para evitar la propagación del virus por contacto.

No sabemos la magnitud de la huella que dejará la primera gran pandemia de este siglo, sin embargo, debemos estar conscientes que dista mucho de ser la última epidemia que nos toque presenciar.

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