La apoteosis médica

Por: Dr. Omar Josué ROJAS VÁZQUEZ

CHOLULA.- Desde que entramos a la facultad de medicina una gran parte de nuestros maestros nos inculca que debemos hacer una especialidad, poco a poco, una idea que se sabía optimista, se puede ir tornando en una pesadilla para muchos, pues a medida que avanzan los semestres, vemos como muchos se estrellan de frente con ese muro inmenso que es el Examen Nacional de Residencias.

El destino de los sustentantes que no aprueban el examen se sabe incierto, muchos serán absorbidos por mercenarios del sistema de salud privado, prostituyendo, en el mejor de los casos, los años de estudios invertidos y brindando orientación médica gratuita, o en su caso, cobrando risorias cantidades por consulta, los más afortunados ingresarán a hospitales privados siendo médicos de primera línea con un pago promedio, habrá otros que regresen a casa, sean recibidos con los brazos abiertos y decidan emprender su propia consulta, elijan hacer una maestría, la docencia o la investigación, en manos de todos está el formar un prestigio que ayudará a batir sus alas.

El 29 de noviembre se dieron a conocer los resultados del Examen Nacional de Residencias Médicas en México, donde más de 19 mil aspirantes fueron seleccionados para realizar su especialización médica en los próximos 3 o 4 años, los sustentantes que lograron brincar el abismo se encuentran ahora con un tortuoso sendero donde deben elegir sabiamente la sede donde desean realizar su especialización, pese a que pareciera que la crisálida ha sido rota y de ella brotan inmensas alas dispuestas a batirse hasta el cielo, la realidad es que recién se ha comenzado a escribir la historia y será un proceso lento, gradual y algunas veces doloroso.

No es fácil ser residente, nada garantiza la adaptación a un sistema tradicionalista, donde la jerarquía debe ser respetada, simplemente por ser la jerarquía, donde la complicidad puede ser tu aliada o tu más grande enemiga, si bien todos esos matices los conocemos durante el internado, la presión puede ser tal, que el dogma del darwinismo se vuelve fríamente tangible, adaptarse o morir, es en este punto donde muchos hemos perdido amigos, hermanos de carrera, colegas entrañables que prometían la grandeza y fueron víctimas de tal sistema.

La apoteosis del médico es lenta, sin embargo, cuando la crisálida se rompe, sea cual sea el camino que el galeno elija, las alas que brotarán serán las más fuertes de todas, se batirán tan alto como se hayan entrenado, tocarán el cielo que cada quien decida tocar, porque una especialidad no debe definir la calidad de un médico.

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