¿La maldita burocracia?

 

Por Alejandro Mario Fonseca 

CHOLULA.- Hará un par de semanas, cuando empezó la vacunación contra covid-19 en nuestro país, le pregunté a mi amigo Epigmenio (él siempre me resuelve este tipo de dudas) que cómo andaba la cosa. Me respondió en automático: “están llegando pocas dosis, ya empezaron a aplicarlas en la Mixteca, quien sabe cuando lleguen a Cholula”.

Unos días después (el 24 de febrero) visité la Casa del Puente y Fabián Jiménez me preguntó ¿Ya te vacunaste? No, le dije. Y me contestó ah pues ya están vacunando en San Andrés.

Sorprendido, también le pregunté por Watts Up a Octavio (mi compañero de página en El Quetzal) que si ya se había vacunado. Fue contundente: “yo ya me inscribí en la página de Internet, estoy esperando fecha y hora”.

Al comentarle lo de San Andrés fue tajante (así es él): “ya empezaron con su maldita burocracia”. Y es que también le había contado que fui al CEDAT de San Andrés y que había tanta gente que ni siquiera  pude llegar.

Mi problema es que yo había estado intentando acceder a la página del Gobierno Federal para inscribirme y nunca pude hacerlo, por eso fui. Tras mi fracaso decidí ir al día siguiente temprano a Tonantzintla (otro centro de vacunación de San Andrés). Fue un desastre.

Llegué a las 7 de la mañana y si, había un centro de vacunación frente a la presidencia auxiliar de Santa María Tonantzintla, en las instalaciones del DIF. Ya había una larga cola como de 350 personas o más, me enteré de que no pocos se habían quedado a dormir desde la tarde del día anterior para no perder su lugar.

Falta de información y mala organización 

Muy pronto me enteré que empezarían a vacunar a las 8 y que sólo había dosis para 200 personas. Además existía una lista de las personas que estaban desde el día anterior. Y como todo eran rumores, nada oficial, decidí quedarme para ver qué pasaba.

Seguía llegando gente, de las poblaciones cercanas y hasta de algunas no tanto como por ejemplo de Atlixco. También hubo desorden en la puerta de entrada ya que, al parecer, se coló gente con influencias que no estaba anotada.

Fue una larga mañana en la que del frio pasamos a un intenso calor. La cola avanzaba lentamente y entre tanto escuché rumores de todo tipo que no vale la pena comentar. Lo que sí me sorprendió, fue que la mayoría (gente mayor de 60 años) aun cuando no sabía bien a bien que es lo que pasaba, hablaba bien del Presidente López Obrador.

Y es que la ignorancia no nubla el sentido común. El problema de fondo es que habían llegado pocas dosis de la vacuna y que las autoridades tenían miedo a decirlo abiertamente: ¿la herencia del priismo o del panismo? No lo sé, lo que sí sé porque lo vi, es que el evento estuvo muy mal organizado.

Me temo que nuestra burocracia en todos sus niveles está muy mal organizada y que la culpa no  la tienen los policías, las enfermeras o las autoridades municipales: lo que faltó fue alguien con autoridad que supiera tomar decisiones en situaciones de conflicto. Alguien que organizará e informará.

La burocracia: un mal necesario 

De lo que me pude percatar en esas 5 horas que estuve en Tonantzintla, es que seguimos siendo un país de caudillos. Aunque la mayoría de los que estábamos haciendo cola aguantábamos estoicamente, insisto, escuché duras críticas al Presidente.

Pero también hubo quien lo defendió y que argumentó que “para corregir los males heredados, el Presidente hacía lo que podía, y que el problema eran aquellos servidores públicos que “estaban acostumbrados al mínimo esfuerzo y a no salirse de sus rutinas”.

Y si, ese es el problema de fondo.  La burocracia es esencial para la administración pública. Se trata de un concepto polémico y nada pacífico que posee dos significados totalmente contrapuestos. Por una parte, un sentido positivo vinculado a lograr la neutralidad, eficacia y eficiencia de las instituciones públicas que es atribuible a Max Weber.

Por otra parte, una visión negativa y con connotaciones peyorativas tanto anteriores como posteriores a las aportaciones de Weber. El término burocracia procede de la lengua francesa bureaucratie, y éste de bureau, oficina, escritorio, y -cratie, -cracia: gobierno.

Los inicios de este concepto tienen una connotación negativa tanto a nivel intelectual como popular. El primer momento en el que se utiliza el término burocracia viene de la crítica a las políticas practicadas por la monarquía absoluta a mediados del siglo XVIII.

La esencia del concepto es de desaprobación ya que se asocia a un modelo de organización de los poderes públicos y de sus empleados no como una forma de defender el interés público sino como un sistema patrimonialista, en beneficio de determinados empleados públicos, para ejercer el poder y beneficiarse del mismo.

Lo que le urge a México es una burocracia moderna 

Ya lo he comentado antes, para Weber el modelo burocrático es el sistema de organización del poder público que puede superar los sistemas carismáticos y tradicionales que suelen degenerar en clientelismo y en lógicas patrimoniales en la administración pública.

Weber nos ofrece una radical apuesta por la modernización de las instituciones públicas buscando la neutralidad. Las características del modelo de burocracia de carácter weberiano son: jerarquía de autoridad, división sistemática del trabajo, rutinas y procedimientos estandarizados y normas preestablecidas por escrito.

Pero más que sus esencias de carácter organizativo hay que resaltar sus atributos y beneficios institucionales: neutralidad, meritocracia en el acceso a la función pública y definición de una carrera administrativa también meritocrática.

Lo que urge es la profesionalización del empleo público y abandonar definitivamente el sistema clientelar. La burocracia es el mejor sistema de organización del trabajo que asegura la neutralidad y el trato equitativo de las administraciones públicas, que es el elemento esencial que aporta seguridad jurídica a la sociedad y a los actores económicos.

Hay que tener presente que la seguridad jurídica es el ingrediente esencial que facilita el desarrollo económico como mecanismo para alcanzar el bienestar social. Beneficio institucional reconocido recientemente por la economía moderna. (Cfr. Carles Ramió; administración pública.com).

Como comentario final, le comparto que ya estoy inscrito en la página del Gobierno Federal (a la cual pude acceder de noche) para la vacunación y que me dieron un folio; seguramente pronto me van a hablar para indicarme hora, fecha y lugar para ser vacunado.