Mauricio Magdaleno, crítico del régimen de la revolución mexicana

Por Edmundo TLACUILO ALMAZÁN

CHOLULA.- Mauricio Magdaleno (Zacatecas 1906-México 1986) fue uno de los escritores críticos más relevantes del periodo inmediato a la revolución mexicana de 1910, junto a Juan Rulfo, Juan José Arreola y Carlos Fuentes. Su mayor creatividad artística estuvo vinculada cinematográfico como guionista y, entre sus textos más reconocidos, destacan los de los filmes El Compadre Mendoza (Fernando de Fuentes), María Candelaria, Flor Silvestre, Maclovia, Río Escondido, La Malquerida, y Las Abandonadas (Emilio Fernández). Fue autor de 52 guiones, media docena de obras de teatro, ocho novelas y 13 ensayos. El Resplandor (1937) fue su novela m{as conocida y crítica del llamado “régimen de la revolución mexicana”, que inició en 1029, con la creación del Partido Nacional Revolucionario (PRM) en 1936 y Revolucionario Institucional (PRI), en 1945.

Las Palabras Perdidas (1956) es una crónica de la campaña presidencial de José Vasconcelos opositor del primer postulante del PNR, Pascual Ortiz Rubio. Magdaleno describe movilizaciones de masas, que en su momento fueron comparadas con las de Francisco I. Madero en 1901 y cualificadas después como precursoras de las de 1940, 1952, 1988 y 1994, antes del primer revés electoral del PRI en 2000. Su valor literario es múltiple, pues con su reseña testimonial de varios sucesos relevantes hay análisis políticos de muy alto nivel autocrítico. Sus retratos, incluidos los de Vasconcelos, el “#jefe máximo2 Plutarco Elías Calles, y el presiente interino Emilio Portes Gil, son rápidos y escuetos pero indelebles, como grabados en aguafuerte.

El retrato más puntual, afectivo y recurrente en las palabras pérdidas es el de Abraham Arellano, ex militar villista, maestro normalista y jefe de las misiones culturales de la Secretaría de educación Pública (1920-1924) quien, en todo momento se halla a lado de la “muchachada” previendo el desenlace de cada episodio de la campaña. Arellano actúa como conciencia crítica de los jóvenes con expresiones breves pero certeras: “si no logramos arrancarle a los campesinos y a los obreros (al PNR) no iremos a ninguna parte”; siempre surgió al Vasconcelismo una mayor oferta salarial, para estos y mucha más tierra que las “cinco o seis hectáreas de temporal que el gobierno da a título de limosna” a los campesinos. Lo mismo afirmó de la rebelión del general obregonista José Gonzalo Escobar, de febrero-marzo de 1929; debimos haberle sacado algún partido”.

En la elección del 17 de noviembre de 1929, realizada 16 meses después del asesinato del general Álvaro Obregón (julio de 1928) y la rebelión de Escobar, contendieron Ortiz Rubio, pro el PNR, Vasconcelos por el Partido Nacional Anti reeleccionista (PNA) y Pedro Rodríguez Triana, por el Partido Comunista Mexicano, (PCM). El ganador fue Ortiz Rubio, quien así mismo se convirtió en el primer beneficiario de los muchos fraudes electorales cometidos por este partido de Estado a lo largo de siete décadas (1929-2000).

Benévolo lector, algunos versos de Luis Gonzaga Urbina. Nació en la ciudad de México, el 8 de febrero de 1864 y murió en Madrid, España, el 18 de noviembre de 1934, a los 70 años. Fue autodidacta, lector incansable, empezó a escribir versos muy joven.

FRENTE A UN ÁGUILA

—Soy águila; me cierno en los azules

cielos de mi región que tú no escalas;

rompo en mi vuelo vaporosos tules,

y me llaman la reina de las aves

porque al tender mis gigantescas alas

a ignorados espacios me levanto

y la grandeza de lo inmenso canto.

—Soy hombre; vivo triste,

con la sed insaciable de un deseo;

y en medio del dolor de lo mezquino,

encadenado estoy cual Prometeo

a la roca fatal de mi destino.

Ignoro en mi camino

de dónde vengo, a dónde voy. A veces

me siento en el paraje más oscuro

para mirar, cansado peregrino,

los negros horizontes del futuro.

En toda la carrera de mis años

siembro ilusiones, recojo desengaños;

mas tengo alas también, que poderosas

me llevan a regiones misteriosas:

alas que me levantan

a escuchar el concierto de los mundos,

extraños himnos que los astros cantan.