Pobreza y desempleo, no son considerados como grandes problemas nacionales 

 

Por Edmundo TLACUILO ALMAZAN 

CHOLULA.- Entre los muchos problemas económicos y sociales que tiene México, hay algunos que son de gran envergadura y afectan a millones de personas. En 2010 el Colegio de México, publicó una colección de 16 volúmenes dedicados a analizar los problemas más grandes del país en el inicio del siglo XXI; la desigualdad social, el crecimiento económico  insuficiente, el atraso de la economía rural, las afecciones al medio ambiente y, entre otros, la inseguridad pública y nacional. Los investigadores, sin embargo, no consideraron a la pobreza ni al desempleo entre los grandes problemas nacionales.

No sabemos los motivos que tuvieron para no considerarlos, pero su omisión fue una señal de que, tanto en los medios académicos como en la clase política, el desempleo y la pobreza no están considerados como un problema urgente por resolver una de las explicaciones se halla en que las estadísticas oficiales reportan tasas de desempleo pequeñas y que, por lo mismo o representan problema alguno, por ejemplo , de 2006 a 2019, la tasa de desempleo promedio fue del 4.1 por ciento y en 2020 fue del 4.5 por ciento, las estadísticas de la comisión económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ubican también a México como uno de os países con menor tasa de desempleo abiertos en la región.

Sin embargo, la desocupación es una de los principales problemas que padece la sociedad mexicana. De la encuesta nacional de calidad e impacto gubernamental 2019, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) se desprende que los cuatro principales problemas que percibe la población son la inseguridad y la delincuencia, la corrupción, el desempleo y la pobreza, y no es para menos. La población vive a diario la inseguridad, el temor a que la asalten, la secuestren, la desaparezcan o que le quiten la vida, los trabajadores temen perder su empleo y no encontrar otro, ya que saben que es muy difícil encontrar una plaza vacante; los jóvenes con edad para incorporarse a la fuerza laboral saben que pasarán muchos años, si bien les va, para encontrar un buen empleo; y los profesionistas están en la misma situación, porque están conscientes de que los empleos son pocos y precarios.

Más allá de la tasa de desempleo abierto, que gira en torno al cuatro por ciento los análisis que más se acercan a la realidad de este problema nacional lo miden de ora manera. Una de las medidas más exactas para evaluar este fenómeno es la tasa extendida de desempleo (TED), la tasa de desempleo abierto en marzo de 2020 fue del 2.9 por ciento y en abril del 4.2 por ciento; pero de acuerdo a la TED, el desempleo en esos meses fue del 12 y el 33.8 por ciento, respectivamente; y según la TED de abril a mayo del 2020, se necesitaban 33.7 millones de empleos de tiempo completo. Vemos, pues que la crisis del empleo durante la pandemia fue de grandes dimensiones y que hasta el momento no ha habido una recuperación significativa. Si se analiza el tipo de empleos, las cifras también son sorprendentes. En marzo de 2020 habían 31 millones de empleos informales y 24.7 millones de formales. Es decir, los empleos que prevalecen en nuestro país son informales en su mayoría.

Esto trae graves consecuencias para los ingresos de los trabajadores, ya que son los bajos y no gozan de seguridad social recientemente el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo,

1 (Datos de Jonathan Heath, ver, La Crisis del Desempleo),

social (CONEVAL) informó sobre la pobreza laboral del primer trimestre de 2020, la población en pobreza laboral era del 35.6 por ciento. Es decir, casi el 40 por ciento de la población, no dispone de los ingresos aborales necesarios para alimentarse. Además, ese mismo informe revela que el ingreso laboral disminuyó un 40.8 por ciento en el primer quintil 20 por ciento de los trabajadores con mayores ingresos o lo disminuyó el 1.5 por ciento. Esto significa que la desigualdad en el ingreso laboral aumentó.

La falta de empleo en una familia significa no tener ingresos para enfrentar los gastos de alimentación, salud, vivienda, educación, etc., es, pues, una de las peores calamidades que puede sufrir la clase trabajadora, un verdadero gobierno de izquierda deberá estar ocupado y preocupado en resolver esta gran crisis de empleo que vive la clase trabajadora, sin embargo, para el gobierno de la “Cuarta Transformación” no existe tal problema.

2) Porcentaje de la población con un ingreso laboral inferior al valor de la canasta alimentaria.

Benévolo lector, algunos versos de Rosa Chacel. Nació el tres de junio de 1898 en Valladolid, España, fue sobrina nieta de José Zorrilla, por lo que creció en un ambiente que le permitió desarrollar una personalidad de gran independencia, amplia cultura literaria y autonomía de pensamiento. Ingresó en la Escuela Superior de Bellas Artes, de San Fernando y empezó a frecuentar las tertulias del café granja El Henar y el Ateneo de Madrid.

Yo me Encontré el olivo y el Acanto

A Nikos Kazanzaki

Yo me encontré el olivo y el acanto

que sin saber plantaste, hallé dormidas

las piedras de tu frente desprendidas,

y el de tu búho fiel, solemne canto.

El rebaño inmortal, paciendo al canto

de tus albas y siestas transcurridas,

las cuadrigas frenéticas, partidas

de tus horas amargas con quebranto.

La roja musa airada y violenta,

la serena deidad épica y pura

que donde tú soñabas hoy se asienta.

De estas piezas compongo tu escultura.

Nuestra amistad mis mismos años cuenta:

de ti hablaban mi cielo y mi llanura.

Dedicado al amigo, al hermano Patricio Tlacuilo Almazán, siempre estarás en nuestro corazón.