Profecía de Daniel

Editorial

Por Mario SALAMANCA RODRÍGUEZ

CHOLULA.- Para el año 605 a. C., el rey Nabucodonosor llegó a Jerusalén, la sitió, capturó a Joacin, rey de Judá, y ordenó que de entre los israelitas, de familia real, trajeran jóvenes para servir en el palacio de Babilonia. Primer capítulo del libreo de Daniel narrando la primera deportación de los judíos a Babilonia, en este primer grupo se encontraba Daniel, “Joven de los hijos de Israel, de linaje real; de buen parecer, enseñado en toda sabiduría, sabio en ciencia y de buen entendimiento”, y dijo el rey a Aspenaz, jefe de su eunucos, que trajese de los hijos de Israel, del linahes real de los príncipes, muchachos en quien no hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia, y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey, y que les enseñase las letras y la lengua de los caldeos, Daniel, 1-3-4.

Tendrían una alimentación especial 2 de la provisión de la comida del rey y de vino que él bebía, toda la atención y cuidado bajo la responsabilidad del jefe de los eunucos, la reparación la recibiría por tres años, al cabo de los cuales se presentaría de ante del  rey. Daniel conocía a Jehová el dios de Israel el contraste sometido al aprendizaje de una cultura pagana como la de Babilonia, implicaba estar rodeado de tentaciones y encontrarse ante un reto; permanecer fiel a dios y dejarse arrastrar por la corriente idólatra y pagana de esta cultura. Los babilonios eran politeístas, su religión les permitía creer en muchos dioses, peor esto en aquel tiempo algunos varones caldeos vinieron y acusaron maliciosamente a los judíos, hablaron y dijeron al rey Nabucodonosor; Rey, para siempre vive, tú, oh rey, has dado una ley que todo hombre, al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa del salterio, de la zampoña, y de todo instrumento de música, se postre y adore la estatua de oro, y el que no se postre y adore, sea echado dentro de un horno de fuego ardiendo,. Hay unos varones judíos, los cuales pusiste sobre los negocios de la provincia de Babilonia; Sadrac, Mesac y Abed-nego; estos varones oh rey no te han respetado; no adoran tus dioses, ni adoran la estatua de oro que han levantado. Entonces Nabucodonosor dijo con ira y con enojo que trajesen a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Al instante fueron traídos estos varones delante del rey. Habló Nabucodonosor y les dijo: ¿Es verdad, Sadrac, Mesac y Abed-nego, que vosotros no honráis a mi dios, ni adorarías la estatua de oro que he levantado? Daniel 3-8 al 14.

Daniel se encontró ante una situación difícil su cultura y educación chocaba con las enseñanzas y la nueva cultura que se les impuso, sus nombres les fueron cambiados, Daniel da reconocimiento  adiós, significa “dios es mi juez”, su nuevo nombre, Belsasar honra a un dios pagano significando “el príncipe del Bel”, Bel era el dios supremo de Babilonia, era el dios del sol, Daniel tomó una decisión, no contaminarse, él propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que servía, Daniel no cambió sus creencias y seguridad en dios por el mundo. No negó a dios, le honró, pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no le obligase a contaminarse, y puso a Daniel en gracia y en buena voluntad con el jefe de los eunucos, su alimentación consistente en legumbres, le hizo desarrollarse saludablemente y fuerte entre el resto de los jóvenes, honrándolo dios por su fidelidad a él, ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra dios? Cual quiera pues, que quiera ser amigo del mundo, constituye enemigo de dios, Santiago 4-4.

Ningún siervo puede servir a dos señores, porque aborrecerá al uno y amará al otro. No podéis servir a dios y a las riquezas, Lucas 16-13. Daniel firme en no contaminarse le hizo prosperar en el ambiente pagano. Después de 3 años, de enseñanzas, estos jóvenes estarían listos para estar delante del rey.